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En los tratamientos ablativos se utiliza calor o frío extremo para destruir (eliminar) tejido prostático, en vez de extirparlo mediante una cirugía o tratarlo con radiación.
Las terapias ablativas podrían usarse para tratar toda la glándula prostática o simplemente para tratar la parte de la próstata donde se cree que se encuentra el cáncer (lo que se conoce como terapia focal).
La ventaja principal de la terapia focal es que es más probable que tenga menos efectos secundarios que los tratamientos que afectan toda la próstata, como la cirugía o la radiación (radioterapia). Sin embargo, también puede tener algunas limitaciones. Por ejemplo:
Algunos tipos de tratamientos ablativos, como la crioterapia y el ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU, por sus siglas en inglés), podrían ser opciones para tratar el cáncer de próstata en ciertas situaciones, como después de la radioterapia. Algunos médicos ahora los ofrecen como opciones de tratamiento inicial para el cáncer de próstata en etapa temprana que tiene un riesgo bajo de multiplicarse y propagarse, sobre todo en hombres que no desean cirugía ni radioterapia, pero que no se sienten cómodos con tan solo la vigilancia activa. Sin embargo, la mayoría de los grupos de expertos no recomiendan las terapias ablativas como primer tratamiento contra el cáncer de próstata, a menos que la cirugía y la radioterapia no sean buenas opciones. Esto se debe principalmente a que no hay suficientes datos a largo plazo que demuestren que estos tratamientos sean tan eficaces como la cirugía o la radioterapia.
Aún siguen en estudio otros tipos de tratamientos ablativos para tratar el cáncer de próstata, tales como la terapia fotodinámica (PDT) y la ablación focal con láser (FLA), y la mayoría de los médicos siguen considerando que son experimentales en este momento.
En la crioterapia (también llamada criocirugía o crioablación) se usan temperaturas muy frías para congelar y eliminar las células cancerosas de la próstata. A pesar de que a veces se la denomina criocirugía, no es realmente un tipo de cirugía.
En comparación con la cirugía o la radioterapia, los médicos tienen mucha menos información sobre la eficacia a largo plazo de la crioterapia. Si bien algunas formas de crioterapia han existido por décadas, las técnicas de crioterapia moderna siguen siendo bastante nuevas, así que se conoce menos sobre ello.
Algunas veces se emplea la crioterapia si el cáncer regresó después de la radioterapia.
Puede ser una opción para tratar a hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo y en etapa temprana, que no pueden recibir cirugía o radioterapia. Sin embargo, la mayoría de los médicos no usa la crioterapia como primer tratamiento para el cáncer de próstata.
Al igual que con la braquiterapia, puede que este tratamiento no sea una buena opción para los hombres que tienen la glándula prostática grande.
Este procedimiento puede realizarse con anestesia raquídea o epidural (donde se adormece la mitad inferior del cuerpo) o anestesia general (donde usted permanece en un sueño profundo).
El médico emplea una ecografía transrectal (TRUS, por sus siglas en inglés) para guiar varias sondas (agujas) huecas hasta la próstata a través de la piel que se encuentra entre el ano y el escroto. Se introducen gases muy fríos a través de las agujas para crear una bola de hielo que congela y destruye el tejido prostático. A continuación se introducen gases más calientes por las sondas para descongelar la zona. Este proceso suele repetirse.
Para asegurarse de destruir el tejido prostático sin dañar demasiado las estructuras cercanas, se insertan sondas diminutas en la próstata y a su alrededor antes del procedimiento para controlar la temperatura. El médico también mira la ecografía cuidadosamente durante el procedimiento para asegurarse de estar tratando las zonas correctas. Se inserta agua salada tibia en la uretra a través de un catéter para evitar que esta se congele. El catéter se deja colocado varias semanas para permitir que la vejiga se vacíe mientras usted se recupera.
Después del procedimiento, es posible que necesite pasar una noche en el hospital, aunque muchos hombres pueden volver a casa el mismo día.
La crioterapia es menos invasiva que la cirugía, de manera que generalmente la pérdida de sangre es menor, la hospitalización es más breve, el tiempo de recuperación es más corto y hay menos dolor.
Los efectos secundarios de la crioterapia dependen de lo grande que sea la zona de la próstata que se trate. Suelen ser peores si la crioterapia se realiza en hombres que ya se sometieron a radioterapia, en comparación con aquellos que la reciben como primer tratamiento.
La mayoría de los hombres tiene sangre en la orina durante uno o dos días después del procedimiento, así como dolor en la zona donde se colocaron las agujas. También es común que el pene o el escroto presenten hinchazón.
La congelación también podría afectar la vejiga y el recto, lo que puede causar dolor, sensaciones de ardor y la necesidad de vaciar la vejiga o los intestinos con frecuencia. La mayoría de los hombres recobra la función normal de los intestinos y de la vejiga con el paso del tiempo.
A menudo, la congelación daña los nervios cercanos a la próstata, que controlan las erecciones. La disfunción eréctil es más común después de la crioterapia que después de una prostatectomía radical.
La incontinencia urinaria (problemas para controlar la orina) es infrecuente en los hombres que se someten a la crioterapia como primer tratamiento para el cáncer de próstata, aunque es más común en los que ya han recibido radioterapia.
A un porcentaje muy bajo de hombres les aparece una fístula (una conexión anormal) entre el recto y la vejiga después de la crioterapia. Este problema es grave, aunque infrecuente, y puede causar que haya un escape de orina al recto que a menudo requiere de una cirugía para corregirlo.
La HIFU utiliza rayos (haces) de ultrasonido altamente focalizados para calentar y destruir el tejido prostático. Este tratamiento sigue siendo bastante nuevo en Estados Unidos, aunque se lleva usando en otros países durante muchos años.
Si bien los dispositivos de HIFU han recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para destruir tejido prostático (y, por tanto, los médicos pueden utilizarlos para tratar el cáncer de próstata), estos dispositivos no tienen la aprobación específica para tratar el cáncer de próstata. Todavía no está claro cómo la eficacia a largo plazo de la HIFU se compara con la cirugía o la radioterapia.
La HIFU podría ser una de las opciones de tratamiento si el cáncer de próstata volvió después de la radioterapia.
Algunos médicos ahora ofrecen la HIFU como primer tratamiento para el cáncer de próstata en etapas tempranas y que tiene un riesgo bajo de multiplicarse y propagarse. Sin embargo, muchos grupos de expertos en Estados Unidos no recomiendan la HIFU como la primera medida de tratamiento para el cáncer de próstata en este momento.
Este procedimiento puede realizarse con anestesia raquídea (donde se adormece la mitad inferior del cuerpo) o anestesia general (donde usted permanece en un sueño profundo).
Se introduce una sonda especial de ultrasonido en el recto, y primero se usa para crear imágenes 3D de la próstata. Estas se pueden fusionar con imágenes de otras pruebas, como una resonancia magnética (MRI), lo que ayuda al médico a determinar qué zonas de la próstata deben tratarse. Luego se utiliza la sonda para crear haces de ultrasonido focalizados de alta intensidad que calientan y destruyen con precisión esas zonas de la próstata. El procedimiento suele durar entre 1 y 4 horas.
Después del procedimiento, se le colocará una sonda urinaria, que quedará puesta hasta una semana. La mayoría de los hombres pueden irse a casa el mismo día.
Estos son algunos de los efectos secundarios que pueden suceder después del tratamiento:
Es probable que los riesgos de problemas a largo plazo, como la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil, sean menores que con tratamientos como la cirugía o la radioterapia, aunque aún son posibles.
También se están creando otros tipos de tratamientos ablativos. Algunos de estos ya están disponibles, aunque la mayoría de los grupos de expertos cree que deben estudiarse más a fondo antes de que su uso se vuelva más generalizado. Algunos ejemplos son los siguientes:
Ablación transuretral con ultrasonido (TULSA): Este procedimiento es similar a la HIFU (descrita anteriormente), ya que utiliza rayos (haces) de ultrasonido de alta intensidad para calentar y destruir con precisión partes de la próstata o toda ella. Sin embargo, en el caso de la TULSA, se inserta una sonda de ultrasonido más delgada desde de la punta del pene hasta la uretra (que atraviesa la próstata), en lugar de introducirse por el recto. Posteriormente, se utiliza una resonancia magnética (MRI) en tiempo real para obtener imágenes de la próstata y guiar el tratamiento.
Ablación focal con láser (FLA): En este método, se inserta una fina fibra láser en la próstata cerca del tumor. Generalmente esto se hace utilizando imágenes de resonancia magnética como guía, aunque algunos investigadores también están estudiando el uso de ultrasonido. A continuación se activa el láser para calentar y destruir el tejido prostático.
Terapia fotodinámica (PDT): Para la terapia fotodinámica (PDT, por sus siglas en inglés), se inyecta en la sangre un fármaco activado por luz a través de una vía intravenosa. Poco después, se introduce una fuente de luz láser de baja energía en la próstata y se dirige al tumor mediante fibras ópticas delgadas. La luz activa el fármaco, que destruye los vasos sanguíneos que rodean al tumor. Este procedimiento, también conocido como terapia fotodinámica vascular (VTP, por sus siglas en inglés), aún no está disponible en Estados Unidos.
Electroporación irreversible (IRE): Para este tratamiento, se colocan agujas largas (electrodos) alrededor del tumor para crear un campo eléctrico intenso dentro de él. Esto provoca que se formen agujeros (poros) en las paredes de las células cancerosas, lo que causa que estas células mueran. Este método no utiliza calor ni frío para destruir las células, por lo que podría resultar útil en zonas donde es importante proteger estructuras vitales, como los vasos sanguíneos cercanos.
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Actualización más reciente: diciembre 10, 2024
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