En tanto los pacientes con cáncer sobreviven por más tiempo debido a mejores tratamientos, es posible que sean más propensos a morir de otras causas, tal como afecciones del corazón (cardiopatías). A veces, esto se debe al tratamiento del cáncer mismo. La hipertensión arterial, las arritmias cardíacas e incluso la insuficiencia cardíaca pueden ser causadas o empeoradas por determinados tipos de quimioterapia, radioterapia, terapias dirigidas e inmunoterapia.
Un estudio en el que se analizó a más de 3 millones de pacientes con cáncer encontró que alrededor de 1 de cada 10 pacientes murieron de enfermedad cardiovascular, principalmente cardiopatía. El estudio descubrió que los pacientes diagnosticados con cáncer antes de los 55 años de edad presentaban un riesgo 10 veces mayor de morir de enfermedad cardiovascular que las personas que no padecían cáncer. En general, las personas con cáncer de seno, de próstata o de vejiga tenían el riesgo más alto. Al igual que las mujeres durante el primer año, después de un diagnóstico de cáncer de endometrio.
El hecho de que esté en riesgo de presentar problemas cardíacos durante o antes del tratamiento del cáncer depende del tipo de medicamentos contra el cáncer o de la radiación que reciba, de la cantidad que reciba y de la salud de su corazón antes de iniciar el tratamiento. Trabaje junto con su equipo de profesionales contra el cáncer para averiguar si su tratamiento puede causar algún problema cardíaco. De ser así, a menudo existen formas de reducir el riesgo.
Su médico puede evaluar su función cardíaca antes de iniciar el tratamiento, especialmente si está recibiendo radiación en el seno o en el pecho o si está tomando medicamentos que pueden perjudicar el corazón. Si presenta síntomas, su médico puede cambiar el tratamiento para proteger su corazón. A veces, los síntomas no aparecen sino hasta mucho tiempo después que el tratamiento finaliza.
Los posibles síntomas de daño cardíaco podrían incluir dolor en el pecho, aumento de la tos, dificultad para respirar (especialmente por la noche), aumento rápido de peso, mareos, decaimiento o hinchazón en los tobillos o las piernas.
Ya sea que todavía esté bajo tratamiento, que recientemente lo haya finalizado, o que haya pasado mucho tiempo desde que lo terminó, asegúrese de estar haciendo todo lo posible para fomentar un buen estado de salud y proteger su vida.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
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