Lidiar con lo desconocido puede ser la parte más difícil del cáncer y su tratamiento. Puede que su deseo natural sea decir a sus hijos que todo estará bien, pero realmente no lo sabe hasta que el tiempo lo confirme. Debido a que el cáncer puede regresar (recurrir) o crecer en otra parte del cuerpo (hacer metástasis), podría usted querer dejar pasar algo de tiempo tras el tratamiento para saber qué puede esperar para el futuro. Podría ser que los niños pequeños no puedan entenderlo. Los niños tienden a interpretar las situaciones justo como las ven. Una vez que su tratamiento haya concluido y empiece a verse de nuevo como la persona que era antes, probablemente ellos piensen que se ha recuperado de su enfermedad.
Podría ser que usted tenga dificultad en tranquilizarse y retomar su vida tras el tratamiento. Podría sentir que necesita esperar hasta que sepa que es más probable a que el cáncer no vuelva más. Todos esperan que el final del tratamiento será el final del cáncer, y es normal querer poner esta experiencia en el pasado y abrirse paso para continuar con la vida. Sea honesto(a) con sus sentimientos y diga a sus hijos las cosas que usted sepa que sean la verdad. Por ejemplo, dígales que está feliz por haber terminado el tratamiento, que no puede esperar a que su cabello vuelva a crecer y que ya no tendrá que alejarse de ellos tanto como antes. Puede decirles que si acaso el cáncer regresa, que será necesario volver al tratamiento, pero que por el momento le gustaría simplemente disfrutar del presente. Para más información, refiérase a nuestra sección Recurrencia del cáncer de nuestro sitio web.
Para la mayoría de los niños pequeños, hablar sobre el final de su tratamiento es todo lo que necesitan para empezar a dejar atrás el cáncer, especialmente cuando ven que empieza a sentirse y a lucir mejor. No obstante, algunos niños tienden a preocuparse más que otros y podrían requerir que tenga más conversaciones con ellos. Si considera que su hijo se preocupa demasiado, puede que quisiera consultar con un profesional de la salud emocional especializado en niños. Hablar con los adolescentes puede ser especialmente difícil, debido a que puede que eviten hablar abiertamente sobre sus temores o preocupaciones. Así como los padres procuran la protección de sus hijos, puede que los hijos no quieran hablar sobre sus temores por no querer alterar a sus padres. A veces es más fácil para los hijos habar sobre sus temores con alguien fuera de la familia.
Aunque puede que no lo pregunten, los niños se preguntan a sí mismos quién se hará cargo de ellos si alguno de los padres llegara a morir. Pero mucho padres no toman las precauciones necesarias sobre qué pasaría con sus hijos si los padres llegaran a fallecer. Es importante que lleve a cabo estos preparativos para que pueda decir a sus hijos que ya se han tomado todas las precauciones necesarias.
Si no tiene parientes o amigos que puedan ser las alternativas lógicas para hacerse cargo de los niños, existen recursos de agencias de servicio social que pueden ayudar a encontrar personas posibles para tener la tutela de los niños. Este es un tema muy doloroso de tratar encima de estar lidiando con el cáncer, pero es algo que no se debe dejar de hacer. Es una forma de asegurar que sus hijos no quedarán desamparados, sin importar lo que suceda. Si sus hijos son mayores, podría ser que quiera consultar su opinión sobre quién quedaría a cargo de su cuidado.
Tras haber conformado un plan, puede que quiera ayuda para encontrar la forma de tener esta conversación con los hijos pequeños. El equipo de atención para sus hijos por lo general cuenta con alguien que pueda ayudarle a planear esta conversación. La mayoría de los niños en edad escolar (entre seis o siete años y mayores) pueden comprender que contar con un plan de respaldo significa que están viendo por su bienestar. Hablar con sus hijos sobre esto es incluso más crítico si su padre o madre es soltero(a). Los hijos saben que usted es quien principalmente se encarga de su atención, y podrían no saber qué pasará cuando usted falte. Como se comentó anteriormente, lo que un niño se imagina que podría pasar es a menudo mucho peor que la realidad.
Esta es una conversación difícil de tener, y puede que tenga que ensayar un poco antes de que pueda llevarla a cabo sin que las emociones le impidan hablar. Cuando se sienta preparado(a), busque un momento tranquilo y sin interrupciones con su hijo. Puede abordar el tema al mencionar que sabe que los niños suelen preocuparse sobre qué pasaría con ellos si uno de los padres no pudiera hacerse cargo de ellos, o si los padres murieran. Esto le permitirá al niño saber que no se impactará ni alterará si éste le hace preguntas al respecto. Puede observar la manera en que el niño responde a esto antes de que prosiga con explicar sus planes de respaldo.
Los adolescentes pueden representar un reto, incluso con padres sanos. Los hijos en este rango de edad tienen como importancia primordial buscar su independencia de los padres y comenzar a buscar su identidad como individuos. Parte del desarrollo del adolescente consiste de desafiar las ideas y conductas de los adultos. A menudo se desplazan entre la seguridad de su niñez y el mundo adulto. Cuando el cáncer ocurre en medio de esta etapa, las rutinas familiares cambian y puede que los adolescentes tengan dificultades para lidiar con la drástica realidad de que la vida no gira alrededor de ellos y sus actividades.
El cáncer hace que usted estará menos disponible para sus hijos y que les dedicará menos tiempo, al menos mientras se encuentre recibiendo el tratamiento. Puede que otras personas puedan ayudar más, y puede que usted no sienta la conexión que solía tener con sus hijos. Su energía está dividida entre su familia, su trabajo (en algunos casos), y las demandas físicas y emocionales que el tratamiento contra el cáncer impone.
Los adolescentes pueden ayudar mucho durante estos momentos porque son lo suficientemente mayores para poder tomar algunas de las responsabilidades domésticas. Pero a menudo es difícil decidir qué es lo que deberían hacer y balancear la ayuda que requiere de ellos con las necesidades escolares y sociales en sus vidas. Trate de calibrar cuánto dependerá usted de su hijo adolescente para que pueda reconocer cuando éste empiece a sentir una carga o se abrume. Debido a que puede que los adolescentes procuren no ser causa de preocupación, podría ser que no le digan cuando la situación se torne demasiado estresante para ellos. Pero al mismo tiempo, puede que sientan resentimiento, frustración y confusión por lo que está aconteciéndoles. Puede que también tengan temor de que su tratamiento no será eficaz.
Los adolescentes necesitan invertir su tiempo y sus energías en las actividades escolares, así como en mantener sus relaciones interpersonales con los amigos. Mantenerse en contacto con los amigos puede que no sea visto como una prioridad en el contexto de lo que el padre está viviendo, pero estas relaciones son muy importantes y pueden ofrecer al adolescente una válvula de escape muy necesaria. Pregunte a sus hijos adolescentes cómo sus amigos reaccionaron al enterarse del diagnóstico. Salvo que las familias de los amigos hayan vivido una experiencia con el cáncer, puede que éstos no tengan opinión alguna. Puede que los amigos adolescentes presenten un alejamiento similar al de las amistades de la familia. Puede que los amigos de su hijo adolescente hagan preguntas que sean difíciles de responder. Si este es el caso, podría sugerir formas para que su hijo adolescente pueda manejar estas situaciones, de tal manera que pueda mantener las relaciones con sus similares sin que dediquen mucha atención a la enfermedad.
Debido a que los adolescentes están muy conscientes sobre su propio cuerpo, podría ser que les preocupe que ellos pudieran enfermarse también. Puede que les preocupe “contraer” el cáncer como si se tratara de un resfriado o desarrollarlo “por herencia”. Especialmente, puede que las hijas adolescentes de madres con cáncer de seno se preocupen de que vayan a padecer la misma enfermedad. Es recomendable que hablen sobre estas inquietudes con su médico oncólogo para que les proporcione información precisa a sus hijos adolescentes.
Si parece que sus hijos adolescentes están muy preocupados y no pueden compartir con usted sus inquietudes, refiérase a su hospital para ver si cuenta con algún grupo de apoyo para adolescentes con padres en tratamiento contra el cáncer. O puede que el centro médico cuente con un experto especializado en ayudar a los hijos adolescentes para que sobrelleven la enfermedad en la familia. Procure buscar la atención que su adolescente necesite durante estos momentos difíciles.
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Actualización más reciente: mayo 8, 2015
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