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Los niños son muy propensos a alterarse cuando se enteran de que alguien en su familia o ser querido tiene cáncer. Cuando la persona con cáncer es alguno de sus hermanos, puede que el niño llegue a sentir más estrés y ansiedad. Algunos padres podrían querer no atemorizar a los niños, o temen que los niños empezará a preocuparse más al ponerlos al tanto con la información. Los niños por lo general perciben cuando los demás a su alrededor están actuando de forma diferente haciendo que piensen que algo malo está pasando. Si consideran que algo se les está ocultando, podrían sentirse confundidos y atemorizados. Algunos niños incluso empiezan a buscar formas de escuchar las conversaciones sin ser vistos. Cuando esto llega a ocurrir, puede que se preocupen aún más y que se sientan más confundidos y atemorizados.
Al hablar con niños, es importante que la comunicación sea honesta y abierta. Si consideran que algo se les está ocultando, podrían sentirse confundidos y atemorizados. Algunos niños buscarán formas de escuchar las conversaciones sin ser vistos y lo que lleguen a escuchar podría incluso aumentar su preocupación.
Los niños requieren saber lo suficiente para estar preparados para lo que está para lo que podría pasar y cómo les afectará. Por lo general, los niños pequeños requieren menos detalles en la información que los niños mayores. Sin embargo, si se trata de alguien directamente en su núcleo familiar, la mayoría de los niños necesitan saber lo básico:
Qué tanto informar a los niños dependerá de cosas como su edad, personalidad y capacidad de asimilar la información sin que se sientan abrumados. El objetivo es decir la verdad de una manera que los pueda niños puedan entender y que les permita prepararse para los cambios que se avecinan. Considere apoyarse en libros sobre cáncer que vayan dirigidos a niños, así como aquellos para adolescentes. Puede que algún integrante del personal de la biblioteca de su comunidad pueda ayudarle a encontrar alguno. Puede que resulte útil brindar a los niños información en pequeñas cantidades y comprobar periódicamente que estén comprendiendo lo que está pasando y saber si tienen alguna pregunta.
Como secreto, el cáncer puede ser difícil de mantener. Una vez que el tratamiento comience, puede que el niño note los efectos secundarios como cansancio, cambios de peso, pérdida del cabello o vómitos. Presenciar estos efectos físicos pude ser aterrador para un niño.
No saber lo que está pasando o cómo sobrellevarlo puede ser una experiencia aterradora para el niño. Para ayudar evitar esto, es necesario hablar con los niños sobre la enfermedad. Deben saber con antelación los tipos de efectos secundarios que el tratamiento contra cáncer podría generar y cómo la vida familiar en conjunto podría cambiar. Tranquilice a los niños diciéndoles que está que haya sentimientos de ira, miedo o ansiedad, y que es importante hablar sobre estos sentimientos con un adulto de confianza.
Al comunicar a un niño que un ser querido tiene cáncer, es importante que se hable sobre la diferencia entre enfermarse de algo que no sea grave (como un resfriado o gripa común) y una enfermedad grave que podría ser incurable y que podría resultar en el fallecimiento de la persona enferma. Es importante que la información sobre el cáncer y lo que se puede esperar se les brinde de una manera que se apropiada a su edad.
Al comunicarse con los niños con la verdad se genera confianza y permite que el niño pueda ajustarse a los cambios que se avecinan. Hablar con la verdad es especialmente importante al tratar con adolescentes. Se ha visto que niveles de ansiedad entre niños a quienes se les informa sobre el cáncer en un ser querido son menores que entre aquellos a quienes se les oculta la información real. También es importante otorgar a los niños el espacio y el tiempo que según se requiera para que puedan hacer preguntas y expresar lo que sienten. Esto les ayudará a comprender lo que está pasando permitiendo que su preocupación disminuya.
Al informar a los niños sobre un diagnóstico de cáncer, es especialmente útil optar por decirles que a partir de este momento usted (o la persona que designada para esto) será quien les estará manteniendo al tanto en caso de ocurrir cualquier cosa que sea novedad (por ejemplo: un nuevo tratamiento que implique algún cambio en las rutinas familiares, hasta cuándo esto duraría, en qué consistiría o si acaso algún tratamiento deja de surtir efecto). Informe a los niños que ellos tienen la opción de pedir que se lleve a cabo una reunión entre los familiares en cualquier momento para que puedan hacer preguntas durante el tratamiento. Un padre también puede coordinar con sus hijo tener sesiones tranquilas para conversar y que el hagan preguntas sobre las inquietudes que tengan. También es posible consultar con algún enfermero, trabajador social o miembro de algún clero o comunidad religiosa para ver si cuentan con algunas guías para este tipo de sesiones con los niños, que a su vez resulten en una forma de apoyo.
La variación de edades en los niños implica que sus inquietudes variarán también. Por ejemplo, los adolescentes, quienes se encuentran en la etapa de buscar ser más independientes y de probar sus límites, tendrán preocupaciones muy distintas a las de un niño de 5 años que requiere del cuidado básico de sus padres. Los niños pequeños (hasta los 8 años) no necesitan mucha información detallada, mientras que los niños mayores (entre 8 y 12 años) o los adolescentes necesitarán de más detalles.
Primero, busque un momento tranquilo en el que no habrá interrupciones. Puede que quiera hablar a solas con cada uno de los hijos de tal forma que la información pueda ser adaptada según la edad y la capacidad de comprensión del niño. Asegúrese de que tenga tiempo de responder a todas las preguntas y de permitir que sus hijos expresen sus emociones y sentimientos.
Escoja el momento en el que haya tranquilidad para hablar con los niños. Si cree que podría alterarse o aún no siente seguridad sobre lo que quisiera decir, quizá sea mejor esperar hasta que se sienta con un poco de más seguridad y control sobre sus emociones. Podría querer escribir lo que considera necesario decir ante de que pueda habar con cada uno de sus hijos. Podría resultar útil apoyarse con la presencia de otro adulto de su confianza, ya sea que se trate del otro padre, alguna amistad o un familiar.
Además de la enfermedad en sí, los hijos suelen tener preocupaciones adicionales por otras cosas La más común es que algo que ellos hicieron o no hicieron que consideran que quizá haya causado la enfermedad en el ser querido. Por lo mismo es importante asegurarles que ellos no son responsables de nada en relación con el cáncer.
Los hijos de ciertas edades, como los adolescentes, se podrían beneficiar de ingresar a algún grupo de apoyo para jóvenes en donde puedan todos tener la oportunidad de expresarse. Existen campamentos a nivel nacional que a la vez son grupos de apoyo para los hijos de padres con cáncer. Uno de ellos llamado Camp Kesem cuenta con entidades representativas a nivel estatal o local. Puede que haya otros recursos disponibles en su región.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.
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Actualización más reciente: septiembre 15, 2022
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