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Si a usted o a alguien que conoce le diagnosticaron cáncer de tiroides, esta guía puede ser de ayuda.
El cáncer de tiroides (o tiroideo) es un tipo de cáncer que se origina en la glándula tiroides. Este cáncer aparece cuando las células en la tiroides se multiplican de manera descontrolada y sobrepasan en número a las células sanas o normales.
A veces, el cáncer de tiroides se extiende a otras partes del cuerpo, tales como los pulmones, y crece en esa parte. Cuando el cáncer se propaga, se le llama metástasis. Incluso si el cáncer se propaga a los pulmones (o a cualquier otro sitio), se sigue llamando cáncer de tiroides.
La tiroides
Pida a su médico que use esta imagen para mostrarle dónde está el cáncer que usted tiene.
La glándula tiroides (o tiroidea) está debajo de la nuez de Adán (cartílago tiroides) en la parte delantera del cuello. En la mayoría de las personas, la tiroides no se puede ver ni palpar. Tiene forma de mariposa, con 2 lados llamados lóbulos. Los lóbulos están conectados por un tejido tiroideo delgado llamado istmo.
La glándula tiroides produce hormonas que sirven para controlar el ritmo cardíaco, la presión arterial, la temperatura y el peso corporal.
Hay 4 tipos principales de cáncer de tiroides, que se enumeran a continuación. Su médico puede darle más información sobre el tipo que usted tiene.
La mayoría de los casos de cáncer de tiroides se detecta cuando los pacientes van al médico debido a alguna nueva masa o protuberancia (algún bulto) en el cuello (que se conocen como nódulos). A veces los médicos encuentran protuberancias o bultos en el cuello durante una exploración física. El cáncer de tiroides también se puede detectar durante una ecografía (ultrasonido) que se realiza por otros problemas de salud.
Si los indicios apuntan hacia el cáncer de tiroides, se llevarán a cabo más pruebas.
Análisis de sangre: Con los análisis de sangre por sí solos no se puede determinar si un bulto en la tiroides es cáncer. Sin embargo, son útiles para indicar si la tiroides está funcionando como debería.
Ecografía: En esta prueba, se desplaza un dispositivo (una varita) sobre la piel en la parte delantera del cuello. La varita emite ondas de sonido y captura los ecos que rebotan de la glándula tiroides. Los ecos se convierten en una imagen en la pantalla de una computadora. A veces, el aspecto de un bulto en la ecografía puede ser útil para que los médicos determinen si es cáncer. Sin embargo, esto no se puede determinar con certeza mediante una ecografía por sí sola.
Gammagrafía con yodo radioactivo: En esta prueba, se traga o se inyecta por vena una dosis baja de yodo radioactivo o radioyodo (llamado I-131). Con el tiempo, las células tiroideas absorben el yodo. Luego se usa una cámara especial para ver la radioactividad. Los nódulos tiroideos que tienen menos yodo que el resto de la tiroides a veces pueden ser cáncer.
Tomografía computarizada (CT) o tomografía axial computarizada (CAT): Se trata de una radiografía especial en la que se producen imágenes detalladas de la tiroides. También puede indicar si el cáncer se ha propagado.
Imágenes por resonancia magnética (MRI): Con esta prueba, conocida como MRI, se toman imágenes mediante ondas de radio e imanes potentes, en lugar de con rayos X. Las MRI se pueden usar para ver si hay cáncer en la tiroides, o si el cáncer se ha propagado.
Tomografía por emisión de positrones (PET): En esta prueba, al paciente se le da un tipo especial de azúcar que se puede ver en el interior del cuerpo con una cámara. Si hay cáncer, el azúcar aparece como "puntos resaltados” o ”focos de atención” en las partes donde se encuentra el cáncer. Esta prueba puede ser útil si el cáncer de tiroides no absorbe yodo radioactivo.
Biopsia de tiroides: En una biopsia, el médico saca una pequeña cantidad de tejido para saber si hay células cancerosas. Una biopsia es la única forma de saber con seguridad si una persona tiene cáncer.
La biopsia de tiroides más común es la biopsia por aspiración (o aspirado) con aguja fina (FNA). En ella, el médico introduce una aguja delgada y hueca en el nódulo para extraer algunas células y gotas de líquido, que luego se analizan por si hay cáncer. Si el diagnóstico no queda claro después de una biopsia FNA, usted podría necesitar otro tipo de biopsia para extraer más células y analizarlas.
Si usted tiene cáncer de tiroides, el médico querrá saber la distancia a la que se ha propagado. Esto se llama determinación de la etapa o estadificación. Averiguar la etapa del cáncer es útil para que el médico decida qué tipo de tratamiento le conviene más a usted.
La etapa describe el tamaño del cáncer en la glándula tiroides. También indica si el cáncer se ha propagado a zonas cercanas o a otros órganos más distantes.
El cáncer puede estar en etapa 1, 2, 3 o 4. Cuanto menor sea el número, menor es la propagación del cáncer. Si el número es mayor, como la etapa 4, significa que el cáncer está más avanzado. Asegúrese de preguntar al médico sobre la etapa del cáncer que usted tiene y lo que podría significar en su caso.
Existen muchas maneras de tratar el cáncer de tiroides, aunque la cirugía es el tratamiento principal. El plan de tratamiento que sea mejor para usted dependerá de lo siguiente:
Dependiendo del tipo y de la etapa del cáncer de tiroides que usted tenga, es probable que necesite más de un tipo de tratamiento.
A la mayoría de las personas con cáncer de tiroides se les hace algún tipo de cirugía. Con la cirugía se extirpa el tumor y toda la glándula tiroides (o parte de ella). A veces también se extirpan los ganglios linfáticos del cuello.
En cualquier tipo de cirugía puede haber riesgos y efectos secundarios. Asegúrese de preguntar a su médico lo que puede esperar. Entre los posibles efectos secundarios de la cirugía de la tiroides se incluyen los siguientes:
La glándula tiroides absorbe casi todo el yodo en el cuerpo. Cuando se administra al cuerpo una dosis alta de yodo radioactivo (RAI), también llamado I-131, este se acumula en las células tiroideas. La radiación luego destruye las células, incluidas las cancerosas. Este tipo de radiación no tiene mucho efecto en el resto del cuerpo.
Algunos efectos comunes del tratamiento con RAI son los siguientes:
La radiación usa rayos de alta energía (como rayos X) para destruir las células cancerosas. A veces se usa este tratamiento para eliminar cualquier célula cancerosa que pudiera quedar después de la cirugía.
Si su médico sugiere la radioterapia, hable acerca de los efectos secundarios que podrían darse, los cuales dependerán del tipo de radiación con la que le traten. A continuación se incluye una lista de los efectos secundarios más comunes de la radiación:
La mayoría de los efectos secundarios mejoran una vez que finaliza el tratamiento, pero algunos pueden durar más tiempo. Hable con su equipo de atención médica sobre lo que usted puede esperar.
La quimioterapia (o “quimio” para abreviar) se refiere al uso de medicamentos para combatir el cáncer. Estos medicamentos entran a la sangre y llegan a todo el cuerpo. La quimioterapia se da en ciclos o sesiones de tratamiento. Cada ciclo de tratamiento va seguido de un período de descanso. Casi siempre se dan 2 o más medicamentos anticancerosos (de quimioterapia), y, por lo general, el tratamiento dura muchos meses.
La quimio no se suele usar para tratar el cáncer de tiroides.
La quimio puede hacerle sentir mucho cansancio y malestar en el estómago. También puede causar que el pelo se caiga. Sin embargo, estos problemas tienden a desaparecer después de que finaliza el tratamiento.
Hay formas de tratar la mayoría de los efectos secundarios causados por la quimioterapia. Si aparecen efectos secundarios, asegúrese de avisar al equipo de atención oncológica (del cáncer) para que puedan ayudarle.
Algunos medicamentos dirigidos más nuevos se pueden usar en ciertos tipos de cáncer de tiroides. No son lo mismo que la quimio, ya que afectan principalmente las células cancerosas y no las células sanas o normales del cuerpo. Puede que sean eficaces incluso si otros tratamientos no funcionan. Su médico podría analizar las células cancerosas para ver si alguno de estos medicamentos podría beneficiarle.
Los efectos secundarios de los medicamentos dirigidos (o de terapia dirigida) dependen del medicamento que se dé al paciente. Algunos efectos secundarios comunes son los siguientes:
Si la glándula tiroides se extirpa mediante una cirugía o se destruye con radiación, el paciente deberá tomar pastillas de hormona tiroidea para reemplazar las hormonas tiroideas que faltan y que el cuerpo necesita.
Tomar dosis más altas de hormona tiroidea también puede ayudar a evitar que algunos tipos de cáncer tiroideo regresen.
Los estudios (o ensayos) clínicos son investigaciones para probar nuevos medicamentos o tratamientos en las personas. Con ellos, se comparan los tratamientos convencionales con otros tratamientos que pueden ser mejores.
Los estudios clínicos son una forma de tener acceso al tratamiento más novedoso o reciente. También son la forma más eficaz de que los médicos encuentren mejores formas de tratar el cáncer. Si su médico encuentra algún estudio clínico para el tipo de cáncer que usted tiene, usted decidirá si participa en él o no. Si usted se inscribe en un estudio clínico, siempre podrá dejar de participar en él en cualquier momento.
Si le interesa participar en un estudio clínico, comience por preguntar al médico si en su consultorio o en su hospital se realizan estudios clínicos. Consulte la sección sobre estudios clínicos para saber más.
Cuando uno tiene cáncer, es posible que se entere de otros métodos para tratar el cáncer o los síntomas. Puede que no siempre sean tratamientos médicos convencionales. Estos tratamientos pueden incluir vitaminas, hierbas y dietas especiales, entre otras cosas.
Algunos podrían ser útiles, pero muchos no se han probado. Se ha demostrado que algunos no sirven, y hasta con algunos se ha averiguado que son perjudiciales o dañinos. Hable con su médico sobre cualquier cosa que esté pensando tomar, ya sea una vitamina, alguna dieta o cualquier otra cosa que quiera hacer.
A casi todas las personas les va bien después del tratamiento, pero es posible que necesite recibir cuidados de seguimiento durante el resto de su vida. Esto se debe a que casi todos los casos de cáncer de tiroides crecen lentamente y pueden regresar incluso entre 10 y 20 años después del tratamiento. Su equipo de atención oncológica le indicará qué pruebas necesita y con qué frecuencia se deben hacer.
Asegúrese de ir a todas las citas de seguimiento para que le realicen exámenes o exploraciones, análisis de sangre y quizá otras pruebas que puedan indicar si el cáncer ha regresado. Al principio sus citas tendrán lugar cada varios meses. Cuanto más tiempo pase sin tener cáncer, menos citas necesitará.
A veces, puede que los tratamientos no curen el cáncer y que necesite continuar recibiendo tratamiento y atención médica. De vez en cuando, le harán pruebas para saber cómo está funcionando el tratamiento.
Tener cáncer y sobrellevar el tratamiento puede ser difícil, pero también puede ser el momento de ver la vida de otra manera.
Llámenos al 1-800-227-2345 para obtener apoyo las 24 horas del día, todos los días de la semana. O hable con su equipo de atención oncológica sobre los pasos que puede tomar para sentirse mejor.
Toda persona con cáncer, sus cuidadores, familiares y amistades pueden beneficiarse de la ayuda y del apoyo. En la American Cancer Society ofrecemos (en inglés) la red de sobrevivientes del cáncer Cancer Survivors Network (CSN), un lugar seguro para conectarse con otras personas que comparten intereses y experiencias similares. También colaboramos con CaringBridge, una herramienta gratuita en línea (la mayoría en inglés) para que las personas que sobrellevan enfermedades como el cáncer sigan en contacto con sus amistades, familiares y su red de apoyo mediante la creación de su propia página personal donde comparten su experiencia y noticias sobre su salud.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y personal de enfermería con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenido médico.
Carcinoma anaplásico: Un tipo de cáncer de tiroides poco común y de crecimiento rápido por el que las células cancerosas tienen un aspecto muy diferente del de las células sanas o normales de la tiroides.
Biopsia: Sacar (extraer) pequeños trozos o fragmentos de tejido del cuerpo para ver si hay células cancerosas.
Carcinoma folicular: Cáncer que empieza en las células foliculares de la tiroides. Tiende a crecer lentamente.
Lobectomía: Cirugía para extirpar un lóbulo (parte) de un órgano, por ejemplo, un lóbulo de la tiroides.
Ganglios linfáticos: Grupos de células inmunitarias pequeñas y en forma de frijol que se encuentran en todo el cuerpo y están conectadas por vasos linfáticos; también llamadas glándulas linfáticas.
Carcinoma medular: Cáncer que empieza en las células C de la tiroides. Las células C producen una hormona llamada calcitonina que ayuda a mantener un nivel saludable de calcio en la sangre.
Metástasis: La propagación del cáncer desde el sitio donde se originó a otras partes del cuerpo.
Nódulo: Bulto pequeño en la tiroides que se puede palpar o ver en un estudio por imágenes.
Carcinoma papilar: El tipo más común de cáncer de tiroides. Tiende a crecer lentamente, a menudo en un lóbulo de la tiroides.
Tiroidectomía: Cirugía para extirpar la glándula tiroides.
Tenemos mucha más información para usted. Puede encontrarla en línea en www.cancer.org/es. O bien, puede llamar a nuestro número gratuito de asistencia al 1-800-227-2345 para hablar con uno de nuestros especialistas en información sobre el cáncer.
Actualización más reciente: agosto 23, 2024
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