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Si usted presenta síntomas que pudieran deberse al cáncer colorrectal, o si en alguna prueba de detección se muestra algo anómalo o inusual, su médico recomendará uno o más de los siguientes exámenes y pruebas para saber la causa.
Su médico le preguntará acerca de su historial clínico para conocer los posibles factores de riesgo, incluidos sus antecedentes familiares. También se le preguntará si tiene algún síntoma y, de ser así, cuándo comenzó y cuánto tiempo lo ha tenido.
Como parte del examen físico, su médico le palpará el abdomen para detectar masas (bultos o tumores) y órganos agrandados, y también le examinará el resto del cuerpo. También es posible que le haga un examen digital del recto (o tacto digital; DRE, por sus siglas en inglés). Durante este examen, el médico le palpa el recto con un dedo lubricado y cubierto con guante, por si hay alguna zona anómala.
Si usted va al médico por anemia o por síntomas que tiene (aparte de sangrado obvio del recto o sangre en las heces), se le podría recomendar hacerse un análisis de las heces para ver si hay sangre no visible a simple vista (sangre oculta), lo cual podría ser un signo de cáncer. Estos tipos de pruebas (prueba de sangre oculta en las heces [FOBIT] o prueba inmunoquímica fecal [FIT]) se realizan en la casa, y requieren que obtenga de 1 a 3 muestras de heces en las evacuaciones que tenga. Para más información sobre cómo se hacen estas pruebas, consulte Pruebas para detectar el cáncer colorrectal.
(Una prueba de sangre en las heces no debe ser la próxima prueba que debe hacerse si los resultados de la prueba de detección fueron anómalos o inusuales, en cuyo caso se deberá hacer una colonoscopia de diagnóstico, la cual se describe a continuación).
Puede que su médico también solicite ciertos análisis de sangre para evaluar si usted tiene cáncer colorrectal. Las pruebas también pueden utilizarse para controlar la enferemdad si le han diagnosticado cáncer
Hemograma completo o recuento sanguíneo completo (CBC): Con esta prueba se miden los diferentes tipos de células en la sangre. Puede indicar si tiene anemia (muy pocos glóbulos rojos). Algunas personas con cáncer colorrectal se vuelven anémicas porque el tumor lleva sangrando mucho tiempo.
Enzimas hepáticas: También es posible que le hagan un análisis de sangre para comprobar la función hepática (del hígado), porque el cáncer colorrectal puede propagarse hacia el hígado.
Marcadores tumorales: A veces las células del cáncer colorrectal producen sustancias que se llaman marcadores tumorales (o marcadores del tumor), que se pueden detectar en la sangre. El marcador tumoral más común para el cáncer colorrectal es el antígeno carcinoembrionario (CEA, por sus siglas en inglés).
Los análisis de sangre para estos marcadores tumorales a veces pueden sugerir la presencia de cáncer colorrectal, pero no se pueden usar solos para detectar o diagnosticar el cáncer. Esto se debe a que los niveles del marcador tumoral a veces pueden ser normales en alguien que tiene cáncer y pueden ser anómalos o inusuales por otros motivos que no son cáncer.
Los análisis de los marcadores tumorales se usan con más frecuencia junto con otras pruebas para observar a los pacientes a quienes ya se les diagnosticó cáncer colorrectal y están recibiendo tratamiento. Los análisis pueden mostrar lo bien que está funcionando el tratamiento o avisar con antelación de que el cáncer ha regresado.
Una colonoscopia de diagnóstico es simplemente como una colonoscopia de detección, pero se realiza porque una persona sí presenta síntomas, o porque se encontró alguna anormalidad en algún otro tipo de prueba de detección.
En esta prueba, el médico examina todo el colon y el recto con un colonoscopio (un tubo delgado y flexible que tiene luz y una pequeña cámara de video en el extremo). Se introduce por el ano hasta el recto y el colon. De ser necesario, por el colonoscopio se pueden pasar instrumentos especiales para hacer una biopsia o extirpar zonas sospechosas, tales como pólipos.
La colonoscopia se puede realizar en el departamento ambulatorio de un hospital o en un consultorio de cirugía.
Para más información sobre esta prueba, cómo se hace y qué puede esperar de ella, vea la sección sobre colonoscopia.
Puede que esta prueba se haga si se sospecha que hay cáncer rectal. Para este examen, el médico mira dentro del recto con un proctoscopio (un tubo delgado y rígido que tiene una luz y una pequeña videocámara en el extremo). El proctoscopio se introduce por el ano, para que el médico puede observar con detalle el revestimiento interno del recto por el instrumento. Se puede observar y medir el tumor, así como determinar su ubicación exacta. Por ejemplo, el médico puede ver lo cerca que está el tumor de los músculos del esfínter con los que se controlan las evacuaciones (el paso de las heces).
Si se detecta un tumor colorrectal sospechoso durante alguna prueba de detección o una prueba de diagnóstico, por lo general se hace una biopsia del tumor. En una biopsia, el médico extrae un fragmento de tejido con un instrumento especial que se pasa por el endoscopio. Con menos frecuencia, hay que extirpar quirúrgicamente parte del colon para dar el diagnóstico. Lea la sección sobre Pruebas de biopsia y citología para detectar el cáncer si desea más información sobre los tipos de biopsias, cómo se usa el tejido en el laboratorio para diagnosticar el cáncer, y lo que indicarán los resultados.
Las muestras de biopsia (procedentes de la colonoscopia o de la cirugía) se envían al laboratorio donde se examinan minuciosamente. Si se detecta cáncer, puede que también se hagan otros análisis clínicos (pruebas de laboratorio) en las muestras de biopsia para clasificar mejor el cáncer y evaluar opciones específicas de tratamiento. Se trata de pruebas de biomarcadores en las que se buscan genes, proteínas y otras sustancias que pueden revelar detalles importantes sobre el cáncer de una persona. Sepa más sobre Pruebas de biomarcadores y tratamiento del cáncer.
Pruebas moleculares: Si el cáncer está avanzado, es probable que se analicen las células cancerosas en busca de cambios específicos en los genes y las proteínas (cambios genéticos y proteicos, respectivamente) con los que se podría determinar si la terapia dirigida de medicamentos se incluye entre las opciones de tratamiento. Por ejemplo, las células cancerosas generalmente se analizan para ver si hay cambios (mutaciones) en los genes KRAS, NRAS y BRAF, así como otros cambios genéticos y proteicos.
Para obtener más información sobre este tipo de medicamentos, vea la sección sobre Medicamentos de terapia dirigida para el cáncer colorrectal.
Pruebas de MSI y MMR: Por lo general, las células del cáncer colorrectal también se analizan para ver si hay muchos genéticos denominados inestabilidad microsatelital o de microsatélite (MSI, por sus siglas en inglés). También se pueden hacer pruebas para comprobar cambios en cualquiera de genes de reparación de errores de emparejamiento (MMR), que incluyen los genes MLH1, MSH2, MSH6 y PMS2 o las proteínas a las que codifican. También se comprueba de manera rutinaria la presencia de otro gen, llamado EPCAM.
Los cambios en los genes MSI o MMR (o en ambos) se observan a menudo en personas con síndrome de Lynch (HNPCC). La mayoría del cáncer colorrectal no presenta altos niveles de MSI ni cambios en los genes MMR, aunque esto sí sucede en la mayoría del cáncer colorrectal que se vincula con el síndrome de Lynch.
Existen dos posibles razones para realizar estas pruebas de MSI o de cambios en los genes MMR en el cáncer colorrectal:
Para más información sobre los análisis clínicos que se podrían hacer en las muestras de biopsia, consulte la sección Patología del colon y del recto.
Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se pueden realizar por varias razones, incluidas las siguientes:
En una tomografía computarizada o CT (por sus siglas en inglés) se usan rayos X para producir imágenes transversales detalladas del cuerpo. Con esta prueba se puede determinar si el cáncer colorrectal se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos o al hígado, a los pulmones o a otros órganos.
Biopsia con aguja guiada por tomografía computarizada (CT): Si hace falta una biopsia para comprobar la propagación del cáncer, con la biopsia también se puede guiar una aguja de biopsia hacia la masa (el bulto o tumor) para obtener una muestra de los tejidos y ver si hay cáncer.
La ecografía utiliza ondas sonoras y sus ecos para producir imágenes del interior del cuerpo. Un pequeño instrumento parecido a un micrófono llamado transductor emite ondas sonoras y recoge el eco cuando rebota contra los órganos. Una computadora convierte el eco en una imagen que se proyecta en la pantalla.
Ecografía abdominal: En esta prueba, un técnico mueve el transductor por la piel sobre el abdomen. Este tipo de ecografía se puede emplear para detectar tumores en el hígado, la vesícula biliar, el páncreas o en cualquier parte del abdomen, pero no puede detectar tumores del colon o del recto.
Ecografía (ultrasonido) endorrectal: En esta prueba se utiliza un transductor especial que se introduce por el recto. Con él se observa la distancia a la que se ha propagado el cáncer a través de la pared rectal y si ha llegado a los órganos o ganglios linfáticos cercanos.
Ecografía intraoperatoria: Se realiza durante la cirugía. El transductor se coloca directamente contra la superficie del hígado, lo cual hace que esta prueba sea muy útil para detectar la propagación del cáncer colorrectal al hígado. Esto permite al cirujano realizar una biopsia del tumor, si se detecta alguno, mientras el paciente duerme.
Al igual que la tomografía computarizada (CT), las imágenes por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) muestran imágenes detalladas de los tejidos blandos del cuerpo. Sin embargo, las MRI utilizan ondas de radio e imanes potentes en lugar de rayos X. Para obtener imágenes mejores y más detalladas, puede que antes de la prueba se inyecte por vena una sustancia de contraste conocida como gadolinio.
Con la resonancia magnética se pueden ver las zonas anómalas en el hígado o en el cerebro y en la médula espinal, las cuales podrían ser propagación del cáncer.
MRI endorrectal: Se pueden realizar resonancias magnéticas de la pelvis en pacientes con cáncer rectal para ver si el tumor se ha propagado a las estructuras adyacentes (cercanas). Para mejorar la precisión de la prueba, algunos médicos usan la MRI endorrectal. En esta prueba, el médico coloca dentro del recto una sonda llamada bobina o espiral endorrectal que permanece colocada de 30 a 45 minutos durante la prueba y podría ser incómoda. Con la resonancia magnética (MRI) endorrectal se clasifica la etapa del cáncer rectal (del recto) y se guían las decisiones sobre tratamiento y cirugía.
Se puede hacer una radiografía después de haber diagnosticado el cáncer colorrectal para ver si el cáncer se ha propagado a los pulmones, pero con mayor frecuencia se realiza una tomografía computarizada de los pulmones porque suele ofrecer imágenes más detalladas.
En la tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), se inyecta en la sangre un tipo de azúcar ligeramente radiactivo (conocido por sus siglas en inglés FDG) que se acumula principalmente en las células cancerosas. Las tomografías PET generalmente se hacen para ver si el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo, fuera del colon o del recto, pero no muestran si el cáncer se ha extendido al cerebro.
La angiografía es una prueba radiográfica (de rayos X) para examinar los vasos sanguíneos. Se inyecta un tinte de contraste en una arteria y luego se toman radiografías. El tinte marca los vasos sanguíneos en las radiografías.
Si el cáncer se ha propagado al hígado, con esta prueba se pueden mostrar las arterias que suministran sangre a esos tumores. Esta información puede ayudar a los cirujanos a decidir si los tumores del hígado se pueden extirpar y, de ser así, puede ayudar a planificar la operación. La angiografía también puede ser útil en la planificación de otros tratamientos para el cáncer que se propagó al hígado, como la embolización.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
Nuestro equipo está compuesto de médicos y personal de enfermería con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenido médico.
Lawler M, Johnston B, Van Schaeybroeck S, Salto-Tellez M, Wilson R, Dunlop M, and Johnston PG. Chapter 74 – Colorectal Cancer. En: Niederhuber JE, Armitage JO, Doroshow JH, Kastan MB, Tepper JE, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 6th ed. Philadelphia, Pa. Elsevier: 2020.
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Libutti SK, Willett CG, Saltz LB, and Levine RA. Ch 63 - Cancer of the Rectum. En: DeVita VT, Hellman S, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 11th ed. Philadelphia, pa: Lippincott Williams & Wilkins; 2019.
National Cancer Institute: Physician Data Query (PDQ). Colon Cancer Treatment. 2024. Accessed at https://www.cancer.gov/types/colorectal/hp/colon-treatment-pdq on Jan 29, 2024.
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Actualización más reciente: enero 29, 2024
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